historias de terror japonesas

hola atodos mis amigos del toshinden foro Bueno por ser el mes y para ponernos a tono aquí les dejo un par de historias de terror japonesas que a mi gusto son de las mejorsitas jejejeje y también les dejo un dato curioso del monte fuji que si se aplicara yo conozco a alguien que debería de ir a ese lugar jajá jajá aunque pensándolo bien le quedaría muy grande a ese jefe jajajajajaja

Kuchisake onna:

Noche oscura, carretera solitaria, conductor confiado, autoestopista hermosa. Pero no, no es la autoestopista fantasma de la versión occidental. Aunque el cuerpo de la pasajera se intuye bello y sus ojos anticipan un rostro fascinante la parte inferior de su cara está oculta con un velo blanco. La mujer se sienta en el asiento de atrás y el conductor reanuda el viaje.
“¿Soy hermosa?” -le pregunta la pasajera al conductor.
“Sí, lo es”, afirma el hombre, y para confirmar sus primeras impresiones le dirige una mirada a través del espejo retrovisor. Pero la mujer se ha quitado el velo que cubría su boca y ésta aparece abierta con unos profundos cortes que le llegan hasta la orejas en una gran sonrisa macabra al fondo de la cual culebrea su lengua. El conductor ni siquiera escucha sus gritos de horror, a partir de este momento lo único que escuchará es la pregunta repetirse una y otra vez en su cerebro: “¿Soy hermosa?… ¿soy hermosa?… ¿soy hermosa?…”
En otras versiones Kuchisake onna, la mujer de la cara cortada, caza y desfigura niños con su gran velocidad sorprendiéndolos cuando menos se lo esperan. A veces se puede escapar de ella lanzándole un fruta lo que da al perseguido el tiempo suficiente para huir


Kokkuri-san:

Kokkuri-san, dime, ¿cuándo me voy a morir?: Kokkuri-san, es la ouija japonesa, para aterrorizarnos se necesitarán los siguientes elementos: dos estudiantes japonesas (por si solas no debían causarnos terror), el alfabeto hiragana (esto si que da miedo) escrito en un tablero o en una hoja grande y un bolígrafo que debe ser sostenido por las susodichas mientras hacen preguntas tenebrosas al Kokkuri-san.
Las historias que podemos encontrar guardan muchas similitudes con las protagonizadas en occidente por la ouija, por supuesto el juego (al igual que el equivalente occidental)

El último cliente:

Un taxista regresa de llevar a un pasajero por una solitaria carretera de montaña, para su sorpresa encuentra un nuevo cliente en el arcén de la carretera. El hombre se acomoda en el asiento de atrás del taxi y da una dirección, aunque el lugar es desconocido para el taxista el pasajero se compromete a guiarlo para llegar a su destino.
Atraviesan pequeños pueblos, pasan por caminos olvidados y poco a poco el taxista comienza a inquietarse. Tras un buen rato de conducción se gira hacia atrás y pregunta al pasajero dónde se encuentran. Al hacerlo se sorprende por última vez al ver que el pasajero ha desaparecido, sin embargo se solventan sus dudas sobre donde está: al borde del precipicio a punto de dejar que sea la gravedad quien marque velocidad y recorrido.

SUICIDIOS EN EL MONTE FUJI
El monte Fuji no es un monte, es un volcán, digamos que es uno de los símbolos nacionales de Japón, como su bandera del sol naciente.

En Japón la preocupación principal para muchos de sus habitantes es mantener el honor, antiguamente acudían a las laderas del sagrado monte Fuji a suicidarse cuando perdían el honor porque lo consideraban un lugar idóneo donde reposar en la eternidad. El honor se podía perder por motivos diversos tales como no poder afrontar una deuda, o simplemente por la negativa de una chica para salir contigo o jugar a las sillas teniendo mejores cosas para divertirse.

Aunque Japón ha pasado una etapa de transición en la que no había demasiados suicidios últimamente las cosas están volviendo a ser lo que eran sólo que ya no se suicidan por el honor sino porque no aguantan más a sus jefes o la presión que ejerce el trabajo o la sociedad o a la mujer (jeje), de ahí el progresivo aumento de los suicidios, sobre todo de los ejecutivos estresados, que veían en suicidarse, la manera mas fácil de quitarse los grandes problemas que tenían. sin embargo los japoneses aunque se suiciden son muy listos y es que no se suicidan en lugares públicos, como un hotel, algo así, o tirándose a la vía del tren bala (shinkasen), porque sino la familia tiene que acometer con una deuda que arrastraría durante años con la empresa en la que se ha suicidado.